viernes, 11 de mayo de 2012

#80. Descubrir comidas nuevas.


Algo nos queda de nuestra infancia en forma de reticencia a probar alimentos y comidas nuevas. Recuerdo que de niño odiaba profundamente una serie de platos que ahora devoraría sin compasión. Los canelones, la ensaladilla rusa y los potajes formaban parte de mi lista negra de platos a evitar.

Uno de mis platos favoritos, Santo Boniato.
Con 24 años en mi primera competición me tocó comer boniatos, sabía lo que eran y los había visto en algunas tiendas de barrio, incluso recuerdo que mi abuela materna lo ponía en algún plato, pero siempre lo evitaba, me parecía el hermano bastardo de la patata, lleno de arrugas y imperfecciones. Cuál fue mi sorpresa cuando al primer bocado el placer de su sabor se mezcló con mi arrepentimiento por el feo que le hice durante años.

Hoy en día, intento probar todo alimento o plato nuevo que pasa ante mí, no vaya a ser que el boniato tenga un hermano perdido que esté aún más bueno. Aunque sea más feo aún.

Pequeña felicidad Número 80.

No hay comentarios:

Publicar un comentario