Vivimos en un mundo donde las cosas
malas tienen más relevancia que las buenas, parece ser que vende más. Nadie se
acuerda de las buenas noticias del telediario (si las hay), sin embargo
recordamos perfectamente cuántos muertos hubo en el tiroteo de ese instituto de
los Estados Unidos.
En nuestra vida diaria vemos miles
de ejemplos. Nuestras buenas acciones parecen ser menos dignas de ser alabadas
en contraste con lo fácil que resulta criticar nuestros errores.
Todos hemos tenido jefes
especialistas en regodearse en nuestros fallos, y aunque la labor en otros
campos fueran excelentes la frase “buen trabajo chico”, simplemente no existía.
El famoso refuerzo positivo.
Por eso, y aunque no tendría que ser
así, sorprende cuando alguien te dice que lo que haces, lo haces muy bien. Este
mundo sería un poco mejor con esas pequeñas palmadas en la espalda. Utilizad un
“los has intentado, pero la próxima vez hazlo así y verás que sale mucho mejor”
o el “genial tío, así me gusta, bien hecho”.
Recordad que nunca debéis aplicar a
nadie lo que en su momento no os gustó recibir en vuestras propias carnes. No
seáis injustos.
Pequeña felicidad Número 35.
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