Siempre me ha encantado la radio, ya desde muy pequeño tenía un
radio-despertador de esos que te regalaban al abrir una cuenta en un banco (que
pronto empiezan a comprarnos). Me gustaba porque podías despertarte con algún
programa de noticias en lugar del típico e irritante zumbido típico de los
despertadores convencionales. Recuerdo que de noche emitían un programa de
series y “películas” radiadas, me parecía algo increíble, ya no existen tales
espacios en la radio, pero me parecía algo alucinante, os hablo de la
fantástica ecuación de un narrador, diferentes personajes, “efectos especiales
sonoros” y demás, era como volver medio siglo atrás.
Dios los quiere con ellos. |
Desde ese momento siempre le he guardado cariño a la radio, he
escuchado centenares de partidos de fútbol, incluso el partido más aburrido del
mundo podía convertirse en el más emocionante. Siempre que me enteraba de
alguna noticia importante, acudía a mi transistor para escucharla. Me he
enganchado a programas de lo paranormal, de actualidad, de vivencias
personales, de música (cómo no) e incluso a un programa del sábado por la
mañana que hablaba sobre la agricultura, en éste último se informaba incluso de
si las siegas habían sido buenas o no. Pero sobre todos ellos, me quedo con
dos, La rosa de los vientos del gran y añorado Juan Antonio Cebrián, y El cine
de lo que yo te diga. Ambos se emitían a las horas de la brujas, muy tarde,
irracionalmente tarde, pero su calidad era tan excelsa que era capaz de
alimentarme a base de café con tal de llegar atento al programa y seguirlo hasta su melodía de cierre, sobre las 4 de la
madrugada.
El ser humano pierde mucha información a través de la vista, cuando
hablamos con alguien cara a cara, no captamos el 100% de la información
recibida por culpa de nuestros ojos, que se quedan con más lenguaje no verbal
que hablado. Por eso, os recomiendo que de vez en cuando, le robéis el
transistor a pilas a la abuela. Siempre ha estado ahí.
Pd: En mi Iphone, mi mejor aplicación es una radio online.
Pequeña felicidad Número 47.
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