domingo, 27 de mayo de 2012

#94. Ir a un concierto.


De niño, recuerdo ver un concierto por televisión de Bob Marley, uno de mis artistas favoritos. Me sabía sus canciones de memoria con poco menos de 7 u 8 años, mi decepción fue enorme. Al poco apagué la tele y me puse una de sus cintas en mi radiocasete.

Qué atrevida es la ignorancia infantil. Un concierto en directo es algo que sólo se aprecia de mayor. Te das cuenta que no importa que no lo hagan como en los discos, que desafinen o que los solos de guitarra no suenen igual. Lo que importa es estar viendo algo que jamás se volverá a repetir de la forma en la que lo estás viviendo.

Ayer fuimos a ver (y a apoyar) a los grupos de rock locales de la ciudad. Yo mismo canto en un grupo y no nos falta mucho para debutar, sentí envidia sana, no importa la gente que hubiera o que la acústica no fuera buena, sólo el que ha estado arriba sabe lo que significa tener alguien abajo.

Pequeña felicidad Número 94. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario