Cuando dos hermanos trabajan juntos, las montañas se convierten en oro. |
Me refiero a cuando dices adiós con el corazón, cuando empiezas a echar
de menos a alguien incluso antes de que se marche.
Hoy mi hermano se va un mes y medio a trabajar fuera. Recuerdo con
mucha añoranza cuando vivía con mis padres y mi hermano me perseguía a todas
horas, a veces, simplemente se sentaba a mi lado y observaba cómo jugaba a los
videojuegos, yo le ofrecía el mando, pero él se limitaba a decir “a mi me gusta
verte jugar”.
Sé que antes de que me dé cuenta habrá vuelto, pero al despedirme de él
hoy en casa, me ha entrado un sentimiento áspero. He querido que volviera a
tener 10 años y que mi obligación fuera de nuevo estar siempre a su lado.
Maldito tiempo y su jodida obcecación en ir deprisa. Te maldigo.
Pequeña felicidad Número 68.
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