domingo, 29 de abril de 2012

#68. Las despedidas sinceras.


Cuando dos hermanos trabajan juntos,
las montañas se convierten en oro.

Me refiero a cuando dices adiós con el corazón, cuando empiezas a echar de menos a alguien incluso antes de que se marche.

Hoy mi hermano se va un mes y medio a trabajar fuera. Recuerdo con mucha añoranza cuando vivía con mis padres y mi hermano me perseguía a todas horas, a veces, simplemente se sentaba a mi lado y observaba cómo jugaba a los videojuegos, yo le ofrecía el mando, pero él se limitaba a decir “a mi me gusta verte jugar”.

Sé que antes de que me dé cuenta habrá vuelto, pero al despedirme de él hoy en casa, me ha entrado un sentimiento áspero. He querido que volviera a tener 10 años y que mi obligación fuera de nuevo estar siempre a su lado. Maldito tiempo y su jodida obcecación en ir deprisa. Te maldigo.

Pequeña felicidad Número 68.

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