miércoles, 18 de abril de 2012

#57. Encestar una bola de papel de lejos.


En nuestro ser está instaurado el gen del deporte, aunque sea desde un enfoque casi involuntario.

Si vemos una lata vacía por la calle, nos tienta darle una buena patada, y si podemos introducirla entre dos árboles como portería improvisada, mejor.
 
Si vemos que el semáforo para peatones está empezando a parpadear avisando de que pasará a rojo, aceleramos para cruzar la calle a tiempo, foto finish incluida.

Si nos toca mudanza, observamos esos muebles y electrodomésticos pesado, entonces decidimos si intentamos levantarlos solos o no, pero a poco que veamos un reto, lo probamos.

Fútbol, atletismo y halterofilia en tres ejemplos cotidianos.

Hay uno más que me encanta, el lanzamiento de bola de papel a papelera. Ya puede estar la papelera a un metro que no dudaremos en hacer una bolita con ese folio desaprovechado y prepararnos para encestar. Nos lo tomamos como el tiro que puede decidir un partido, apuntamos, preparamos la muñeca y lanzamos con un suspense digno de Hitchcock. Y bueno como no entre, ya nos ha fastidiado las siguientes dos horas. No dan ganas ni de levantarse a por el rebote.

Pero cuando entra… ¡ay cuando entra! Subidón eNeBeAdístico, miramos cerca por si alguien lo ha visto y comentar la jugada. “¿Lo has visto? ¡La he metido desde aquí!”

Pequeña felicidad Número 57.

No hay comentarios:

Publicar un comentario