Ayer bautizamos a mi amado hijo Christian, mi mujer y yo llevábamos
muchas semanas preparándolo todo hasta el más mínimo detalle, queríamos que
todo fuera perfecto, que no faltara comida, que todo el mundo estuviera cómodo
y que se acordaran para siempre de ese día en el que formaron parte de nuestra
alegría.
Pero si de algo sirvió la fiesta de ayer fue para reunir a toda mi
familia, hermanos, padres, primos, tíos y amigos. Sí, digo amigos, porque los
amigos de verdad son familia. Me costaba mucho contener la emoción al ver a
tanta gente querida en el mismo lugar, todos tan a gusto, todos tan alegres y
todos tan orgullosos.
Había muchos que hacía tiempo que no veía, pero no importaba, parecía
que el tiempo no podía calentar la culpa de la dejadez, a veces abandonamos el
contacto con gente que queremos, pero que sólo el amor hace que el lazo jamás
se rompa, hilo de oro.
Ayer fue uno de los mejores días de mi vida. Gracias a todos los que lo
compartisteis ayer conmigo y a los que hoy os hago partícipes de ello.
Un abrazo interminable.
Pequeña felicidad Número 54.
Que día mas maravilloso. nos salió perfecto. disfruté de ver a nuestra gente tan orgullosa de nosotros y de lo que hemos conseguido, y de lo q conseguiremos...
ResponderEliminartodo el mundo disfrutó de ese día y siempre se acordaran de el.