En la vida existen cosas que no
podemos dominar. Son realmente las que nos producen temor, miedo o angustia. Yo
no tengo miedo cuando voy al volante, pero me produce pavor pensar que alguien
a quien quiero pueda sufrir un accidente. Y lo temo porque no lo controlo. Es
una de mis pocas facetas irracionales.
Y porque conozco esa sensación de
preocupación, valoro cuando alguien se preocupa por mí de esa forma.
Una simple llamada, un sms o si me
apuráis, un corto “ten cuidado por la carretera, no corras por favor” es una
muestra de cariño tierno como pocas puede haber.
La carretera es un nido de tragedias
humanas y familiares, odio que la gente corra y haga el tonto con el coche. Si
de mí dependiera, los automóviles no podrían pasar de 120 km/h.
POR FAVOR, CONDUCID DESPACIO. |
Por todos los que nunca pudieron
responder a esa llamada preocupada y emprendieron un camino por otra carretera
hacia el cielo, por ellos va esta entrada.
Pequeña felicidad Número 30.
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