Los viernes son especiales, sin
duda. Todo se vuelve un poco menos importante este día. Coges un atasco y no te
importa. Te tienes que quedar 20 minutos más en el curro y te parece hasta
poco. Nuestra capacidad de aguante el quinto día de la semana es algo digno de
estudio.
Es fácil, es la despedida de una
larga semana de trabajo, o peor, es el final de una semana sin nada que hacer.
En mi caso, no es el último día laboral de la semana, ya que los sábados trabajo,
pero no importa, los sábados son como una prórroga para mí, una visita al
gimnasio, un retoque a la semana.
Es la antesala de la libertad del
fin de semana, de irte a dormir sin poner el despertador, de desayunar sin
prisa, de leer, de escuchar música con tranquilidad o de leerte los artículos
de opinión del diario. Pero eso ya será harina de otra entrada. Pues eso.
"No importa la importancia de lo importante, sino lo que hace que importe lo importante" |
Pequeña felicidad Número 10.
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