Me encantan los hechos que anuncian algo. Puede ser el anuncio de
lotería de Navidad que nos advierte de que la época más bonita del año viene.
Puede ser el cambio de hora de primavera, que anuncia que los días van a
alargarse o puede ser, en este caso, la visita de las primeras mariposas del
año.
Suelen aparecer con los primeros días calurosos de verdad, como los
últimos días que nos acompañan, y para mí, significa que el verdadero verano ya
está aquí.
Hoy he salido a comprar un refresco cuando, entre varias libélulas horripilantes
he podido ver el revoloteo de una preciosa mariposa amarilla. Era como ver “El
lago de los cisnes” en una sucia ciénaga.
Siempre habrá belleza donde queramos verla.
Pequeña felicidad Número 104.
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