Gran parte de mi tiempo que yo llamo
“trivial” lo dedico a buscar nuevos grupos y cantantes por internet, spotify o
foros de música. Es algo que me apasiona. Si algo me ha quedado claro a lo
largo de los años es que hay muchísima música increíble que no llegaré a
escuchar nunca. Algunas veces he descubierto grupos por casualidad; escondidos
en el fondo de armario de alguna película, en algún anuncio, zapeando por los
canales de música o en la radio.
Aún recuerdo la vez que descubrí mi
grupo favorito, Interpol. Volvía de trasnochar, me preparé un bocadillo y antes
de meterme en la cama encendí la tele, sin elegir canal, sólo para que me
hiciera cierta compañía. Al segundo bocado empezó a sonar una guitarra, muy
simple, después el bajo, la batería y al fin la voz. Dejé de masticar para
coger un boli i un trozo de diario esperando ansioso conocer el nombre de lo
que estaba entrando en mi cerebro. ”Interpol, vaya nombre para un grupo” pensé.
10 años después de aquello siguen siendo mis favoritos, no he pasado un solo día
de mi vida desde entonces en el que no escuche al menos una canción suya.
Es curioso como hay ciertas cosas
que nos quedan grabadas para siempre, y otras, en teoría más importantes, dan
de cabeza con el olvido más abrupto. No recuerdo mi primer beso, pero sin duda,
recuerdo el día que descubrí mi grupo de música favorito.
Son cosas mías.
Pequeña felicidad Número 14.
No hay comentarios:
Publicar un comentario